Una vez mas, como viene siendo costumbre, Steven Spielberg vuelve a embarcarse en un proyecto que le viene grande. Se trata de la adaptación de un relato de Philip K. Dick (1928-1982), escritor de culto de ciencia-ficción, autor de títulos tan enblemáticos como ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas?, que sería llevada al cine como Blade runner o Running man, perseguido. La historia de Minority report nos cuenta un futuro aséptico, donde el crimen es predecible, y los que lo cometen son detenidos antes de que éste suceda. Un planteamiento genial, una historia de la que se puede hacer una obra maestra del cine de cualquier género, no sólo de la ciencia-ficción, pero el autor de E.T. sólo consigue que se desinfle a medida que pasa, con algo que yo considero un insulto al espectador: El final perfecto. Si en Hollywood estamos acostumbrados al final feliz, Spielberg va más allá, resolviendo la situación con un empalagoso final forzado, difícil de pegar. Es triste que se desaproveche un argumento tan bueno en pos de una ofensa a aquella persona que paga la entrada de la película, y que no se consiga empezar fuerte y terminar con éxito. Esperemos que para la próxima no vuelva a estropear una excelente idea.
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