«Anything can happen and it probably will» directorio 
El dado de colores (parte II de VI)

Relatos Dreamers

     Finalmente se detuvo. No quería hacerlo, pero ya no podía más. Había caminado durante horas y no había encontrado nada. Se tumbó en el barro y cerró los ojos. Un rato después los abrió y un par de lágrimas gemelas bajaron por sus mejillas. Iba a morir allí, en ninguna parte, sin saber dónde estaba ni qué había ocurrido.Añadir Anotación
-Es el fin -dijo entre sollozos-. Ya no puedo más.
-Aguanta un poco más.
El muchacho se quedó petrificado, incapaz de reaccionar durante unos segundos. ¿Quién había dicho eso? ¿De dónde procedía aquella voz? A su alrededor todo seguía a oscuras pero, de repente, notó una cálida brisa en la nuca y se le erizaron todos los pelos del cuerpo. Más que brisa parecía el aliento de una persona, o quizás de un animal. Se giró lentamente, aún sin ver nada, y notó cómo una especie de gigantesca lengua invisible le lamía la cara suavemente, recorriéndola de abajo a arriba, cubriendo con sus espesa saliva hasta el más recóndito ángulo de su rostro. Era una sensación repugnante, pero a la vez macabramente placentera.Añadir Anotación
El muchacho, tembloroso, se echó hacia atrás y, muerto de miedo, quiso gritar con todas sus ganas, pero su garganta no produjo ningún sonido. Intentó levantarse y correr, pero ningún músculo le respondía ya. Se había quedado paralizado, incapaz de reaccionar. Su corazón latía al límite, a punto de explotar, y jadeaba, respirando entrecortadamente.Añadir Anotación
-¡¡¡Corre!!!
Era la misma voz de antes, grave aunque dulce, y pareció darle la fuerza que le faltaba. Se levantó lo más rápido que pudo, tembloroso y desconcertado, y echó a correr a través de la oscuridad, sin saber a dónde iba. Ni siquiera era consciente de si retrocedía por donde había venido, o si avanzaba en la misma dirección que antes.Añadir Anotación
     Unos minutos después se detuvo, mirando inútilmente hacia atrás, pues nada podía ver. Estaba extenuado y necesitaba un respiro. Se limpió la cara, cubierta de barro y de la repugnante baba, y notó que tenía la entrepierna húmeda y caliente. Se dio cuenta de que se había meado encima, y comenzó a marearse. Se inclinó y vomitó hasta la última gota de bilis. Se encontraba terriblemente mal y le dolía todo el cuerpo. Ya no tenía fuerzas ni ganas de seguir huyendo y se dejó caer sobre el barro y el vómito, cerrando los ojos, intentando desconectar de todo aquello. Esto es un sueño, pensó, tiene que serlo, Dios. Una horrible pesadilla, sí, sólo una horrible pesadilla... El muchacho sólo deseaba descansar. Quería dormir tranquilamente y despertar de aquella locura. Pero oyó de nuevo la extraña voz, y regresó a la cruda realidad:Añadir Anotación
     -Mira al frente.
     -¿Qué? -preguntó el muchacho, desconcertado. Ni siquiera estaba seguro de haber oído la voz. Tal vez su propio cerebro le estuviese engañando.
     Pero la voz repitió las mismas palabras, y el muchacho decidió incorporarse. Al levantar la vista, se quedó una vez más paralizado. A lo lejos podía verse un pequeño punto de luz blanca.
     ¿De dónde había salido esa luz? ¿Había estado todo el tiempo allí? El muchacho echó a correr hacia ella, olvidándose de su cansancio, de la gigantesca lengua y de la extraña voz; tan sólo quería llegar a la luz. No quería pensar en lo irracional de toda aquella situación. Estuviese donde estuviese, ocurrían cosas muy extrañas y fuera de toda lógica, pero lo único que el deseaba era llegar a la luz. La luz significaba salida. Tenía que ser así. Pero... ¿la salida de qué lugar? ¿y hacia adónde? Ni siquiera se lo planteó, simplemente echó a correr.Añadir Anotación

     De nuevo le pareció avanzar durante una eternidad. Sus músculos apenas le respondían y era incapaz de correr siquiera al trote, andaba cada vez más lentamente y su desconcierto iba en aumento: a veces parecía tener la luz muy cerca, e instantes después parecía alejarse hasta su posición original. El muchacho casi deliraba y empezó a pensar que la luz estaba jugando con él, dejándole que se acercara bastante, para luego alejarse rápida aunque imperceptiblemente.Añadir Anotación
     Finalmente, hastiado, el muchacho se paró. Miró hacia la luz, como intentando retarla a un duelo. ¡Que te jodan!, gritó, y una vez más se dejó caer. Arrodillado en el barro, cerró los ojos e intentó despejar su mente, mientras notaba cómo deceleraban los latidos de su agitado corazón. Y de nuevo escuchó aquella voz:Añadir Anotación
     -Por fin has llegado.
     ¿Cómo que había llegado? El muchacho abrió los ojos y le inundó una increíble claridad. La luz le cegó como si le apuntaran con millones de potentísimos focos, desde todos los rincones posibles. Una vez más estaba desconcertado, incapaz de pensar con claridad y sin saber qué estaba ocurriendo.Añadir Anotación

(continuará)Añadir Anotación


Igor Rodtem

ENLACES
El dado de colores (parte I de VI)
El dado de colores (parte III de VI)
Rodtem, 29 de Octubre de 2005
visitantes
Relato anterior (La doncella)


Los mini relatos enviados por los ciudadanos dreamers son de "libre expresión", no expresan necesariamente las opiniones de Dreamers, y están sujetos a las mismas reglas que los mensajes en los foros, especificadas en "© Copyright, responsabilidades y condiciones de uso en Dreamers y el Universo Dreamers ®".
Si estás interesado en participar con tus artículos puedes hacerlo desde Ciudadanos Dreamers.
FaceBook Twitter Google Meneame Email


© Copyright DREAMERS NETWORKS SL. Responsabilidades y Condiciones de Uso en el Universo Dreamers ®