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Nueva York es hoy por hoy el centro del mundo, todas las decisiones que se toman allí ya sea en economía, cultura o moda se convertirán en la ley que regirá el mundo civilizado. Hace unos meses un acto contra este mundo sacudió el corazón de Manhattan, el despertar violento de una nueva especie que quiso sustituir a la decadencia humana. El responsable de aquello murió aquel día, o al menos eso pareció… Hoy está aquí contemplando la destrucción que fue llevada a cabo en su nombre.
Sin embargo las cosas no suelen ser como aparentan. No es el gozo lo que llena el corazón de este hombre, si no la aflicción; aflicción de saber que aquellos que le seguían esperanzados en un nuevo amanecer libres de la opresión y el calvario nunca más volverán a confiar en el hombre que les había fallado. Magneto dejaría de ser el libertador de los mutantes y convertirse en un loco cuyos ideales solo conducían a la muerte, una muerte bañada en la sangre de cientos de inocentes.
Pero hay algo que preocupa aún más a este hombre, si Magneto murió aquella noche… ¿quién era él? Toda aquella confusión hacía que toda su fe se tambalease, antiguamente hubiese acudido a un antiguo amigo pero esta noche no tenía valor para hacerlo. Esta noche Magneto dejo de ser el amo del magnetismo para convertirse en Eric Lestner. Pero no era así para todo el mundo:
- De verás tienes valor para haber regresado aquí, ¿no tuviste suficiente con todo aquello?
- Márchate aprendiz de héroe, no estoy de humor para aguantar a un ser inferior, conténtate de regresar a casa con vida.
- Eso es más de lo que tú conseguiste, ¿no? Creí que tu cuerpo decapitado fue rescatado por las autoridades, dime una cosa… ¿como lo consigues?
- Ese no era yo…
- ¿Bromeas? Digamos que un aura magnética que puede ser percibida de aquí a Nueva Jersey no está al alcance de todos ni mucho menos.
El mutante permaneció en silencio, en otra ocasión habría despellejado a Daredevil usando las virutas de metal que arrastraba el aire, pero las fuerzas le fallaban. Podía sentirlo todo… las muertes, las deserciones, el sentimiento de engaño… en la capital de la era digital nada quedaba en el olvido y allí estaba el instrumento de su venganza, aproximándose sigilosamente hacia él. ¡Sigilo! Que gracia, la contracción de sus músculos era tan perceptible por su campo magnético que daba igual lo silencioso que intentase ser, era como si arrastrase cadenas por aquella azotea.
- Dime una cosa Daredevil, has venido aquí para impedir qué? Que destruya los despojos de tu patética ciudad como muestra de mi poder. Pues bien aquí me tienes… Es más te lo pondré fácil, dejaré que te aproximes cuanto quieras antes de utilizar mis poderes.
Matt Murdock se detuvo un instante. No importaba el odio que podía guardar por alguien que cometió semejante maldad contra su hogar, debía andarse con extremo cuidado, su contrincante exigía eso y más.
- Tres metros me parece justo.
- Está bien, aproxímate.
Si hubiera sido otra persona no hubiera soportado el envite, pero él conocía perfectamente sus capacidades y sus taras, él era el hombre sin miedo! Pero algo no marchaba bien, Daredevil superó ya la distancia de tres metros y su rival no parecía reaccionar.
- ¿Es qué acaso crees que esto es un juego? ¿Es que ni tu vida tiene valor alguno para ti? Lo que hiciste fue una maldad inconcebible y te lo voy a hacer pagar!
- Inténtalo…
Eric no pudo concluir su frase, antes de que pudiera terminar su frase la rodilla del justiciero rojo se estampó contra su nariz, destrozando su hueso nasal. El sabor de la sangre inundó la boca del mutante, su respiración se tornó difícil y la visión se le hizo borrosa.
- Vayyyya…. Pensé qu… pensé que no serías capaz de dar el primer golpe.
- Creo que la vida de 2 millones de personas vale más que unos simples principios, si no te defiendes peor para ti.
- No, ahora me toca a mí.
Centenares de antenas de los edificios colindantes comenzaron a doblarse. Cuando no pudieron más salieron disparadas hacia el diablo rojo con la rapidez de una bala. DD sabía perfectamente que debía hacer, solo tenía que esquivarlas todas, claro, pero no sería necesario. Tras esquivar una rejilla más que oxidada Murdock utilizó su lanza como pértiga para impulsarse hasta Magneto, perseguido por las lanzas metálicas. Cuando llegó hasta el mutante lo esquivó con gran maestría dejándolo ante las afiladas antenas:
- ¿Esto es todo? – Magneto desvió inmediatamente las antenas y levanto un muro de estacas frente a su contrincante.
- No.
Un cable de fibra de vidrio reforzado se extendía desde el héroe hasta el mutante, cuando magneto quiso darse de la intención del héroe fue cuando un trozo de suelo impacto contra su cara. Ahora la mayor preocupación de DD era evitar las estacas.
Solo 1.5 metros, para recuperar el equilibrio con semejante inercia, primero un pie, luego otro y… <<Snap>> tobillo roto. Utilizando su hombro derecho como almohada Murdok aterrizó sobre los afilados hierros, los cuales se clavaron en su brazo destrozándole la articulación. El dolor era insoportable pero ahora no podía rendirse. Daredevil se liberó de las estacas oponiéndose a un terrible dolor. La sangre fluía caudalosamente por su herida.
- Veamos si toda tu carne es del mismo color héroe.
Magneto utilizó su poder magnético para manipular el hierro orgánico de Daredévil, sin embargo los sentidos hiper agudos del diablo rojo detectaron la ráfaga magnética a tiempo. Sorteo el bordillo de la azotea y se lanzó al vacío con un tobillo maltrecho y la espalda malherida. Utilizando de nuevo su socorrido bastón como agarre se introdujo por una de las ventanas del bloque. Allí dos chicas afromericanas le contemplaban asombrados:
- ¡¡¡Bobbie!!! ¿Daredevil? ¡Daredevil está en nuestra casa!
- ¡¡¡Salid de aquí!!! ¡¡¡Rápido!!!
Igual que una tarta de manzana envasada al vacío en un microondas los cuerpos de las desafortunadas espectadoras estalló, empapando al héroe con el jugo que antes era su carne. Al otro lado de la ventana se encontraba el amo del magnetismo, usando sus poderes para levitar entre los edificios de la ciudad.
- Han muerto Daredevil, y ¿sabes lo que ha cambiado? Nada, ¡NADA! Nunca cambia nada… Yo era ayer el mutante más poderoso del mundo, un Dios, un salvador para mis hermanos, y una vez muerto ¿qué es lo que me queda? Aquellos por los que tanto arriesgué escupen en mi tumba y maldicen el día que me conocieron. Pues bien, si el mundo está mejor sin mi vida ¡que lo intente!, si no, seré yo quien se la prive.
- <<¡Dios! Esta realmente loco>> - Daredevil tenía que aprovechar la distracción, quizás un hubiese otra. Salto al vacío lanzándose como un rayo hacia el mutante, propinándole su mejor golpe – Bien hermano, si quieres la muerte no seré yo quien te la niegue.
Aquello había sido una temeridad. Abrazado a su rival, quien noqueado descendía hacia el asfalto dando tumbos, Murdock podía sentir como un millón de microondas magnéticas se clavaban en su cuerpo, tirando de él en todas direcciones. No tenía tiempo que perder.
Utilizando su sentido del equilibrio Daredevil apresuró la caída del mutante, asegurándose de que se llevara la peor parte del golpe. El solo tendría que saltar un segundo antes para evitar el impacto.
- Todavía no…
Magneto recobró el conocimiento segundos antes de estrellarse frenando la caída. El hombre sin miedo se apresuró intentó volver a dejarlo K.O con un puñetazo. Pero esta vez Magneto fue más rápido. Proyectando mentalmente una esquirla de metal alojada en el hombro de DD contra su cara lo lanzó a tres metros suya. El fragmento quedó incrustado en la máscara del héroe, causándole un dolor horrible al perforarle los ojos.
- Veamos si eres capaz de atacar a alguien a quien no puedes ver héroe.
Daredevil retiró bruscamente el trozo de metal de su cara, pero no era el dolor derivado de la piel resquebrajándose lo que reflejaba en su cara, si no una sonrisa sádica por la oportunidad que se le había presentado.
- Lo intentaré.
Magneto no podía creérselo, su enemigo, a quien consideraba cegado, había conseguido llegar hasta él, tan rápido, que le fue imposible reaccionar. Ahora ya no podía hacer nada, la vida se le escapaba por el corte que daredevil le había propinado en el cuello. Todo comenzaba a tener sentido ya, <<Magneto muere en Nueva York>> Justó como leyó en aquel periódico raído hace meses. Ya no habría de soportar el peso del fracaso y el mal que había proporcionado sus ideales a aquellos que los defendieron. Con él moría el sueño de la era mutante que nadie pareció entender, con él morían demasiadas cosas hermosas… Quizás la muerte no fuese tan atractiva.
Malherido y cansado Matt Murdock no se podía encontrar peor. Quizás hubiera conseguido salvar a la ciudad completa o incluso a la humanidad, pero arrebatar una vida de aquella manera no era algo de su agrado, quizás hubiera habido otra forma de solucionarlo. Un ruido a sus espaldas le hizo girarse hacia su enemigo. En pie estaba magneto, que había formado un coagulo de sangre alrededor de su herida para evitar la hemorragia.
- Te doy las gracias enmascarado, hoy vine aquí en busca de respuestas y creo que voy sin ellas. No se si soy Magneto o Magneto murió hace meses en Nueva York, pero eso no importa. Mis ideales siguen siendo los mismos y no importa si tengo que oponerme al mismo Dios pero no quiero abandonar la vida sin antes ver al mundo convertido en aquello que espero llegue a ser.
El mutante se alejó levitando hacia las nubes dejando atrás aun perplejo Daredevil, que no podía creer lo que estaba oyendo menos de lo que había sucedido. Antes de alejarse del todo magneto se volvió a su oponente:
- Una cosa más.
Matt sintió como ondas magnéticas de enorme poder brotaban de Magneto en dirección al edificio que estaba frente a él, doblando toda su estructura. En unos segundos el bloque entero estaba derrumbándose hacia él, Daredevil intentó huir, pero su pie estaba trabado en una boca de agua que parecía abrazarse a él de “forma magnéticamente” antinatural. Hoy era su fin.
- Ahora debo encontrar al responsable de mi otro yo, pero primero he de solucionar un asunto pendiente.
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