De entrada todo me parece digno de repelencia: diálogos teatrales y barrocos, personajes repelentes y distantes, actores amanerados y apolíneos, el amor como un filtro para cualquier situación, guagh... Por no hablar del código en sí del ¿género? musical y su pasotismo declarado a la verosimilitud.
"Across the universe" no es sólo un "High School Musical" para el veinteañero modernito de ciudad. Es una inteligente estrategia comercial que gasta 10 de los 40 millones de euros de su presupuesto en licencias musicales. 34 canciones de The Beatles. 34 videoclips por el precio de una película (con una pequeña narración de fondo en un contexto de belicismos y pacifismos) y más de cuatro generaciones como público potencial.
El maniqueísmo de Julie Taymor traslada la dicotomía de blancos/negros a la del Nueva York de colorines y psicodelia frente a la Inglaterra de marrones apagados. En resumen, "¿qué haces tú mientras vivimos la revolución, dibujitos?" le dice Lucy a Jude. Belicistas contra pacifistas, activistas o pasivos. Son los años sesenta en los Estados Unidos, y con esto está todo contado.
Una de las tramas trata el tema de la partida obligatoria de miles de jóvenes a Vietnam para morir, lo que nos lleva a la ESCENA de la película. Un híbrido de videoarte/videoclip que cosifica al soldado Max en un proceso de creación industrial-militar. Actores caracterizados como Action Man, planos detalles que despersonalizan al sujeto, uniformes para el anonimato, rectitud y disciplina. Max se pasea por una de cadena de montaje (literal) que lo convierte en el "jarhead" con número de serie listo para matar amarillos.
Cabe destacar, en lo atmosférico y lo visual, escenas como la del "feeling bus" (que provocan en el espectador una sensación de ingravidez y completo colocón) o la del circo (con inevitables referencias al estilo Terry Gilliam).
Pero cuando los personajes cantan, la narración se para. Y como siempre andan con las bocas abiertas, nunca hay narración. Mi diagnóstico es "halitosis dramática". El único momento que me despierta emoción es breve y ajeno a cualquiera de las tramas. Es el clip "Let it be" en el que asistimos a las revueltas callejeras y al niño afroamericano cantando protegido tras el esqueleto de un coche en llamas. Pero como ya lo había visto en el tráiler, pierde el factor sorpresa.
Reseño por último la escena de la bolera invitando a algún lector diestro a la escritura de una tesis que reflexione sobre la relación del "ridículo" y el ¿¿género?? musical. Hombres con convulsiones mientras juegan a los bolos... ¿Jude deslizándose tumbado por la pista mientras canta? Si Ash de "Evil Dead" se pasara por aquí con su brazo-sierra...
...no sólo cortaría cabezas sino que echaría a perder un portentoso diseño de producción (evidente en unas localizaciones maravillosas: el faro en medio del mar, la casa del lago o la refinería) y una detallista dirección artística.
Y si nos paramos a hablar de la dirección no podemos referirnos a ella utilizando la universal metonimia de "la cámara" sin separarla de "la grúa". Yo supongo que el eléctrico de turno, al no saber desmontarla, la dejó puesta todo el rodaje porque lo que es dramáticamente... poco tiene.
Aún así, "Across the universe" tiene unas coreografías, una puesta en escena y una cámara-grúa que trabajan en una misma dirección: la del espectáculo musical y visual (con narrativa de parvulario y sin alma emocional).
Es tan entretenida como fugaz.
4 de febrero de 2008, en conmemoración del 50º aniversario de la NASA un científico pulsa el "play" de un modernizado tocadiscos. "Across the universe" se transmite al espacio exterior, en dirección a la estrella Polaris. Gracias al cielo que los extraterrestres sólo tuvieron que soportar la canción.
Director de cortometrajes tan valiosos como "La belleza de la Señora Patata" y "Por cicatrizar". Ahora está preparando el rodaje del cortometraje "Redneck Girls".
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