Vivimos tiempos duros para las series de televisión
españolas -sobre todo las que se emiten en el prime time-. La falta de
paciencia de los directivos de las cadenas de televisión provoca que muchas de
ellas mueran prematuramente y no por culpa precisamente de su falta de calidad
o interés que pudieran suscitar entre los espectadores.
Son muchos los problemas que tienen las series para subsistir en las parrillas de
los principales canales. El principal es la temida contraprogramación que
hace que los fieles seguidores de estas series no sepan ni qué día ni a qué
hora van a ser emitidas, pero no es el único al que se ven enfrentadas las
series. Obsesionadas con arañar unas décimas de ese bien tan preciado para las
cadenas de televisión que es el share, las cadenas de televisión están
retrasando el prime time hasta extremos demenciales y muchas de estas series
comienzan sobre las 23h, cuando la mayoría de la gente que ve la televisión
debe madrugar y no puede trasnochar hasta la hora en la que termina el episodio
que se esté emitiendo de esa serie. Y, por último, pues que España es diferente
y, si en cualquier otro país una serie dramática dura unos 45 minutos, aquí
dura casi 90 (como cualquier película) para que así la cadena de televisión pueda
rellenar todo el prime time con un único producto y no arriesgarse con sesión
doble de series, como suelen hacer en los Estados Unidos. Es cierto que hay
series que triunfan, como Sin tetas no hay paraíso o veteranas como Cuéntame
cómo pasó, pero empiezan a ser casos aislados y ya ni veteranas como El
comisario se libran de la temida cancelación que deja a sus seguidores sin
ver, al menos, un final digno donde se cierren la mayoría de las tramas
abiertas.
¿Qué podría hacer para solucionarse esta situación? En primer lugar, pedirle más paciencia a los directivos de cada cadena. Pero luego habría que examinar detenidamente en qué se está fallando para tomar cartas en el asunto. En mi opinión, lo importante sería situar el prime time no más tarde de las 22:15h, no abusar de la contraprogramación -si uno confía en sus productos no necesita mirar qué va a emitir otra cadena para saber qué poner a esa hora- y, aunque sea más difícil, acortar la duración de cada episodio de cada serie para evitar los temidos puntos muertos que hagan que durante varias escenas no pase nada porque hay que rellenar como sea hasta alcanzar la larga duración requerida por la cadena de televisión que emite la serie. Esto son sólo varias ideas, ¿qué se os ocurriría a vosotros para salvar la ficción nacional en la televisión?
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