Fuera de los Estados Unidos la fiesta que se celebra hoy en ese país sería poco conocida si no fuera por el cine. Y es que sobre esta festividad gira el argumento de Atrapado en el tiempo, una película de culto que supuso el salto al "cine serio" de Bill Murray, su protagonista.
Dirigida por un inspirado Harold Ramis esta cinta, estrenada en el ya lejano 1992, era una inteligente fábula sobre cómo un hombre del tiempo de la televisión era castigado por el destino a vivir el mismo día una y otra vez hasta que cambiara su forma de ser y corrigiera todo aquello que le impedía ser una buena persona. La dirección fue soberbia y las interpretaciones estuvieron a la altura de un guión que exigía mucho de sus actores. Sobre todo la de Bill Murray, un actor versátil que supo cómo hacer evolucionar a su personaje desde cómo se nos presentó al comienzo hasta cómo se nos presentó al final de la película.
Llena de buenas intenciones en la película rondaba sin ningún disimulo el espíritu de Frank Cappra y su visión siempre es bienvenida, pues supone un soplo de vitalismo siempre necesario.
Y, pillando el vídeo del blog de un amigo, aquí os dejo el tema que
sonaba siempre en el despertador del protagonista.
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