Cuando Christopher Eccleston anunció
que dejaba la serie me temí lo peor. Tras pasar década y media en
el olvido, pese a alguna intentona por reflotar la serie, Dr. Who
había regresado por todo lo alto y buena parte del mérito de su
éxito se debió al buen hacer de este actor que se situó con
justicia a la altura de otros grandes Doctores como el añorado Tom
Baker. Sin embargo, llegó David Tennant y desarmó todos los temores
o dudas que tenía sobre cómo sería esta segunda temporada.
En primer lugar, el equipo de guionistas liderado por Russel T. Davies ha seguido buscando entre las ideas de la más alta ciencia ficción para escribir los guiones de cada uno de los episodios, aunque en esta segunda temporada se volvieron todavía más ambiciosos y desplegaron gran cantidad de recursos imaginativos o filosóficos. Puede que la serie tenga un tono desenfadado que siempre viene bien, pero cuando toca ponerse serios, los guionistas se ponen muy serios y lo que muchas veces nos cuentan situaciones que remueven nuestras consciencias o que suponen todo un giro dramático en las vidas de los protagonistas de la serie.
De este modo, si en los momentos más relajados los autores saben dotarle a los argumentos de la serie de gran carga de comedia llena de ironía; en los momentos con mayor tensión dramática, los responsables de la serie saben darle el tono necesario para lograr sus objetivos. Así, lo que relatan se queda grabado en la mente del espectador para que, por ejemplo, nos haga pensar o nos pongamos tristes por lo que le ocurre a los personajes que aparecen en la serie -pues en Dr. Who no hay personaje pequeño y a todos los tratan por igual, aunque sólo aparezcan en una escena-.
En esta temporada se profundizó en la algo más que amistad -aunque no romance, pero algo hay ahí- que mantienen el Doctor y Rose y sus guionistas consiguieron que esta pareja televisiva se hiciera muy cercana ante el espectador por su humanidad. En ello hay que darle mucho mérito a sus actores, Billie Piper (Rose Tyler) y a David Tennant, el nuevo Doctor.
Como comenté hace unos párrafos, Tennant no sólo igualó lo aportado por su antecesor; sino que lo llegó a superar -algo que, en principio, parecía imposible-. Conservando la esencia del personaje y respetando el trabajo hecho por Christopher Eccleston, dotó a su Doctor de unas características únicas que se adaptaron a la perfección a su modo de actuar. Tennant es un actor que exagera cada uno de sus gestos, pero sin caer en el histrionismo, y su mirada lo dice y expresa todo, por lo que su interpretación se vuelve tan natural que pocas veces un actor ha logrado transmitirle al espectador tan bien su visión sobre el personaje al que da vida.
En conjunto, Dr. Who es una serie imprescindible para el amante de las Buenas series de televisión -sean del género que sean- y esta segunda temporada es una buena prueba de ello.
En cuanto a la edición en DVD que nos presenta Universal de esta segunda temporada, decir de ella que es simplemente perfecta. La presentación de la caja es de las mejores que he visto en cuanto a packs de series de TV, la calidad de imagen y audio de los episodios es excelente y los contenidos extras son muy completos (sobre todo el apartado Dr. Who confidencial) harán las delicias de todos los aficionados a esta serie.
José Luis Mora.
Totalemente de auerdo. En mi blog también hay algunos artículos/reseñas, tanto de Doctor Who, como de Torchwood.
Pero que gran serie.