"Good night and good luck" (2005) George Clooney

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                          Si las rubias son tontas, ¿qué hace el "tito Clooney"                                                         dirigiendo?
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              No creo que sea prejuicioso arquear una ceja ante el intrusismo de un actor que, dando varios pasos en falso entre toma y toma, se coloca tras el objetivo de la cámara y le pilla el gustillo. Si revisamos entre los megatones de maquillaje en el maletín personal del mismo, probablemente encontremos varias páginas con garabatos en formato de guión o, in extremis, un crucigrama a escala interpretable como un storyboard casero. Quizá ese actor se esté planteando dirigir una película.

              Para el profesional del sector en general, la rabia que da su intromisión es directamente proporcional a su grado de guaperas (brillo de la sonrisa + curvatura del flequillo, elevado a la raíz cuadrada de la figura geométrica que formen sus abdominales). Y si de esas perfumadas manos sale encima una gran película, las lenguas de directores y guionistas de a pie echan, como poco, napalm azucarado.

              La suma perfecta de los números que componen la solución redonda a esta ecuación satánica equivale algebraicamente a dos palabras: "George" y "Clooney".

              "Good night and good luck" es la segunda vacilada de este enfermero de urgencias a la profesión cinematográfica. Una chulería con mucho brío, más sencillez e insuperable honestidad.

              De una forma lineal y cronológica (incluyendo incluso "cortes de publicidad") se nos presenta una revisión mutante de la lucha entre David y Goliath; Edward R. Murrow (con un increíble David Strathaim dando cara y voz) en defensa de las libertades civiles coartadas por el ruin senador Joseph McCarthy (mutilado en una interpretación a partir de imágenes de archivo).

              La escena inicial ya es una declaración de principios. Polémica e idealismo en tiempos difíciles. Toda la cinta gira en torno al carácter de nuestro protagonista. Se establece un discurso que, trascendiendo el conflicto político y la cinematográficamente trillada "caza de brujas", reflexiona sobre la ética en el periodismo y las funciones del entonces nuevo medio televisivo. Murrow proponía utilizarlo como instrumento formativo e ilustrativo, pues auguraba correctamente se convertiría en una excusa de aislamiento social, entretenimiento inerte y una fuente de falsa sensación de bienestar. Por otro lado, el gobierno disponía al fin de un francotirador en cada casa. Con balas de colores desviaría la atención de asuntos sociales de más peso. Es curioso cómo la manipulación televisiva ha pasado del truco del ilusionista que te hace mirar la mano falsa a, actualmente, enseñarte directamente las cartas (con la retransmisión en directo de los conflictos bélicos imperantes).

              Uno de los problemas del tito Clooney es que da por hecho que todos estamos al tanto del contexto en el que se desarrolla el conflicto. Nombres de personajes o antecedentes básicos pueden resultar desconocidos para el europeo medio, que probablemente vea la cinta con más distancia.

              Formalmente, el tacto señorial del aburguesado director se hace notar en una banda sonora selecta marcada por el relieve tonal de Diane Reeves. Jazz diegético en momentos cruciales para una imagen barnizada de un blanco y negro que consigue una textura testimonial que remite a hechos ya acaecidos. George Clooney, un señor con buen gusto, seguro planificó esas steady de seguimiento en los pasillos de la CBS sentado en su mullido sillón de bisón, fumando un puro artesanal en bata y zapatillas. 100% confort cinematográfico.

              Es interesante el juego con el lenguaje televisivo (hay composiciones en la sala de realización que sintetizan el plano-contraplano; podemos ver en uno de ellos un plano medio de Murrow de espaldas a cámara, a su derecha un monitor con su contraplano y a su izquierda otro con el de McCarthy). Y es que en general la dirección se nota marcada por la optimización y la sencillez de ideas (vectores característicos del "indie" americano; el escaso presupuesto lleva a depurar la narrativa audiovisual).

              "Good night and good luck" es una película agradecidamente corta, directa y sincera, digerible incluso para el no interesado en el tema. Pero, sin duda, la conclusión que obtengo de esta cinta es extracinematográfica: si eres guapo y tienes talento, retírate. Ya lo hará George Clooney por ti.

 

Fernando Polanco Muñoz

Director de cortometrajes tan valiosos como "La belleza de la Señora Patata" y "Por cicatrizar". Ahora está preparando el rodaje del cortometraje "Redneck Girls".

1 comentario

Me parece una gran película.

Justamente hace poco en clase de documentación pude volver a disfrutarla.

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Sobre esta entrada

Esta página contiene una sola entrada realizada por Jose Luis Mora y publicada el 12 de Diciembre 2009 12:56 PM.

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