Los escritores de series de televisión británica son unos genios y son tan inteligentes que son capaces hasta de reinventar los géneros. Así, con la primera temporada de esta serie, Matthew Graham, Tony Jordan y Ashley Pharoah le dieron una sabia vuelta de tuerca tanto al género policiaco como al subgénero de la ciencia ficción que trata la temática de los viajes por el tiempo.
De la primera temporada de Life on Mars ya hablamos largo y tendido hace unos meses en este mismo blog. Por lo que toca hablar de una segunda temporada en la que esta serie se hizo todavía más grande. Ahí sigue esa espléndida ambientación que nos retrotrae a la Inglaterra de inicios de la década de 1970. Decorados, vestuario, música y una documentación digna de quitarse el sombrero logran que el espectador sienta que, realmente, se ha trasladado a otra época. En este sentido, ayuda también una fotografía que le da un aire muy cinematográfico e irreal a este peculiar relato policíaco.
Los
guiones continúan siendo tan sólidos como en la primera temporada y sus
guionistas son muy hábiles para hacer que una convencional historia de
género negro planteada con esquemas mil veces vistos gane muchísimo
interés merced a que están construidos como si fueran el mecanismo de
un reloj de precisión y a unos diálogos tan buenos que deberían usarse
como ejemplo en clases de escritura de guiones para que todo guionista
supiera cómo deben escribirse los diálogos para que suenen tan
naturales como en la vida misma. Además, cada personaje tiene su propio
lenguaje y con apenas escuchar un par de frases, sin verlos, el
espectador reconoce quién está hablando.
El guión es inconmensurable y, en la parte de género fantástico, nos ofrece una fantasía extraña en la línea de lo que hacen otros genios como Grant Morrison. Lleno de vericuetos o de dobles lecturas, cada cosa que ocurre puede ser interpretada de un modo distinto por cada espectador. En efecto, los guiones de la serie son muy poderosos y los protagonistas de la serie se adaptan a ellos para ofreceros unas magistrales interpretaciones.
Por un lado, John Simm es un
genio y hace un trabajo excelente asumiendo el rol del atormentado Sam
Tyler; mientras, Philip Glenister hace suyo al personaje de Gene Hunt y
le da infinidad de matices a este policía que oculta sus sentimientos
tras una fachada de rudo policía embrutecido que usa la violencia como
principal arma para sacar información a sus interrogados.
Life on Mars es una de las mejores series de televisión que he tenido la suerte de ver en la última década. Por desgracia, nada es eterno y como los británicos tienen la sana costumbre de cerrar las series en el momento preciso, Life on Mars concluyó al final de esta temporada cerrando la historia de una manera que dio mucho que hablar y que habla mucho en favor del ingenio de sus guionistas. Después llegó un Spin off, que todavía no ha llegado a España, donde repiten varios personajes que pudimos ver en esta serie. Habrá que ver cómo es esa serie; porque este Life on Mars se ha convertido ya en un clásico moderno de la televisión y, aunque no haya más episodios, volver a verlos supondrá siempre un placer.
Jose Luis Mora
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