NGC Ficción! es una joven editorial que, poco a poco va dando pasos que le están llevando a convertirse en un referente dentro del panorama editorial español, no sólo por lo bien definida que está su línea editorial o por el buen criterio que está teniendo a la hora de seleccionar los títulos que publican; si no por su apuesta por cuidar hasta el más mínimo detalle de la edición de cada novela que publican. Así, este primer título publicado dentro de la colección Pequeña NGC, reluce a primera vista por lo trabajado, atractivo y completamente profesional que ha sido su acabado y su formato. Sobre sus dimensiones y apariencia, Los viejos papeles se asemeja notablemente a los viejos bolsilibros que poblaron los kioscos españoles durante varias décadas. Parafraseando a uno de los personajes creados por David G. Panadero que se mueven en esta novela, eran "literatura escrita por pobres, para que fuera leída por pobres" y es a los escritores que trabajaron para género de literatura popular a quienes su autor dedicó esta obra. Así, en Los viejos papeles, Panadero teje una pequeña historia muy íntima sobre la vida de Mateo Duque, uno de estos anónimos escritores que ocultaron su identidad tras un seudónimo anglosajón y cómo su encuentro en la actualidad con Arturo Iglesias, un joven escritor que quiere preparar un ensayo sobre esta literatura, le hará recordar su pasado.
Desde el primer párrafo se nota el amor que profesa David G. Panadero hacia estas novelas. Sin embargo, nunca cae en el error de abusar de una abundancia de datos que podría haber puesto fácilmente de un modo enciclopédico y usó todo lo que conoce sobre cómo la literatura popular de esa época para construir la personalidad de Mateo Duque. De este modo, lo que pergeña a partir de la visita que recibe Mateo Duque por parte de Alfonso es todo un señor relato sobre relaciones personales y cómo podemos afrontar cada uno de nosotros nuestros propios demonios personales y las decisiones (equivocadas o no) que terminan marcando nuestras vidas. En toda la novela sólo aparecen dos personajes y hay que quitarse el sombrero ante la maestría de David G. Panadero para escribir una historia tan rica en detalles como interesante, con una narración que se reduce, en lo básico, a las conversaciones que mantienen dos personas a lo largo de los meses. La construcción de personajes es más que sobresaliente y ni Mateo o Alfonso parecen estar diseñados a partir de ningún tópico. Además, ambos personajes van evolucionando poco a poco durante el transcurrir de la novela y, conforme avanza la historia, el autor nos va aportando con cuentagotas matices sobre su vida que no hacen si no enriquecer una pequeña gran historia en la que también brillan con luz propia sus trabajadísimos diálogos.
Mateo y Arturo hablan como dos personas normales, todo lo que dicen rebosa naturalidad y nunca sobra o falta nada de lo que dicen en cada momento. Asimismo, el autor tiene la habilidad de que los lectores nos acerquemos a otros tiempos y ser testigos -al igual que Arturo- de varias experiencias personales que vivió Mateo y de las que no os revelaremos nada, para no chafaros más de una sorpresa. Todo en Los viejos papeles destila un tono sombrío y el estilo para escribir de David G. Panadero es tan directo como contundente. Esto le permite no andarse con florituras y hacer que los lectores vayamos a lo más importante, siendo otra de las tantas virtudes que posee esta novela.
En resumen, no hay nada malo que reprocharle a Los viejos papeles, de David G. Panadero, porque esta novelita es completamente redonda y cuenta una historia tan poderosa -por pequeña que sea- que cada una de sus páginas se quedará en la retina de todos sus lectores. Felicidades a David G. Panadero por haber parido una criatura tan hermosa y a Pily B. y su NGC Ficción! por haberle dado un envoltorio tan lujoso a todo un lujo de novela.
Jose Luis Mora
-Ficha de "Los viejos papeles" en NGC Ficción!
Escribir un comentario