Eva Redondo y Manuel Burque son los responsables de que cada sábado en La Escalera de Jacob un buen número de espectadores se rían a mandíbula abierta con un humor irreverente y absurdo que no deja títere con cabeza.
Escrito e interpretado por ellos mismos, este espectáculo consiste en una sucesión de alocados sketches hilvanados por un falso programa de televisión que sirve como hilo conductor que da pie a cada uno de ellos. Así, por este "programa" pasan entrevistas al Presidende del Gobierno, al mismísimo Dios... o reportajes, crónicas sociales y anécdotas relatadas con el estilo particular que les caracteriza a este dúo de cómicos.
Los guiones que han escrito Redondo y Burque rozan el absurdo y más de uno podría ver en ellos referencias a genios como los Monty Python, pero yo -personalmente- veo algo más y en ellos veo muchos destellos de maestros del humor patrio como Tip y Coll. Esto es debido a que su humor absurdo y desquiciado está muy anclado a nuestra realidad y, por irreal que nos parezca más de una de las situaciones que podamos verles; seguro que tienen más de un punto anclado en nuestra realidad y una buena dosis de crítica social. En este sentido, hay que decir que Eva Redondo y Manuel Burque son tan buenos que esos destellos de los clásicos de la comedia se queda en eso: en simples destellos. Los dos son grandes cómicos que han sabido aportarle a su libreto una identidad propia y están dotados de unas grandes ideas que saben desarrollar en cada uno de los sketches que han escrito, a los que les regalan también unos trabajadísimos diálogos. Y eso se nota, porque todo suena a fresco y divertido. Además, de vez en cuando van renovando el repertorio, por lo que nunca se va a ver el mismo espectáculo, todo un valor añadido para quien quiera repetir y desee volver a verles.
En cuanto a su faceta como actores, afirmo sin tener ninguna duda que Eva Redondo y Manuel Burque son dos INMENSOS ACTORES (sí, en mayúsculas y me quedo corto). Pocos sabrían dar el tipo y conseguir estar ahí sobre las tablas durante la hora que dura el espectáculo dando vida a multitud de personajes. Los dos tienen mucho desparpajo y son capaces de estar unos minutos hablando de una cosa; para cambiar el chip, convertirse en otros personajes y hablar de otra cosa distinta. Lo mejor es que, en cada momento te crees lo que están haciendo y uno no puede si no quitarse el sombrero ante todo el talento que atesora esta pareja de jóvenes actores (además de escritores). ¿Sigo diciendo cosas buenas de ellos? Pues sí, porque un guión puede ser bueno y gracioso, pero quien lo tenga que interpretar puede ser muy buen actor, pero no estar dotado de esa vis cómica que haga que el espectador se ría con ellos. En el caso de los protagonistas de esta obra, se da el caso contrario, porque entienden cómo deben moverse y hablar ante el público para hacerle reír. Tanto que la hora y pico que dura la obra se hace corta y todos los que hemos ido alguna vez a verla nos quedamos con ganas de más, con la pena de que la obra se haya terminado.
Con esto, creo que ya voy a ir terminando esta crítica, porque podría tirarme folios y más folios resaltando todo lo bueno que os podréis encontrar en "Sketchofrénicos. Enfermos de Humor", que es mucho. Si vais a verla, os aseguro que no os defraudará.
Reserva tus entradas para "Sketchofrénicos. Enfermos de Humor" en Atrápalo.
Escrito e interpretado por ellos mismos, este espectáculo consiste en una sucesión de alocados sketches hilvanados por un falso programa de televisión que sirve como hilo conductor que da pie a cada uno de ellos. Así, por este "programa" pasan entrevistas al Presidende del Gobierno, al mismísimo Dios... o reportajes, crónicas sociales y anécdotas relatadas con el estilo particular que les caracteriza a este dúo de cómicos.
Los guiones que han escrito Redondo y Burque rozan el absurdo y más de uno podría ver en ellos referencias a genios como los Monty Python, pero yo -personalmente- veo algo más y en ellos veo muchos destellos de maestros del humor patrio como Tip y Coll. Esto es debido a que su humor absurdo y desquiciado está muy anclado a nuestra realidad y, por irreal que nos parezca más de una de las situaciones que podamos verles; seguro que tienen más de un punto anclado en nuestra realidad y una buena dosis de crítica social. En este sentido, hay que decir que Eva Redondo y Manuel Burque son tan buenos que esos destellos de los clásicos de la comedia se queda en eso: en simples destellos. Los dos son grandes cómicos que han sabido aportarle a su libreto una identidad propia y están dotados de unas grandes ideas que saben desarrollar en cada uno de los sketches que han escrito, a los que les regalan también unos trabajadísimos diálogos. Y eso se nota, porque todo suena a fresco y divertido. Además, de vez en cuando van renovando el repertorio, por lo que nunca se va a ver el mismo espectáculo, todo un valor añadido para quien quiera repetir y desee volver a verles.
En cuanto a su faceta como actores, afirmo sin tener ninguna duda que Eva Redondo y Manuel Burque son dos INMENSOS ACTORES (sí, en mayúsculas y me quedo corto). Pocos sabrían dar el tipo y conseguir estar ahí sobre las tablas durante la hora que dura el espectáculo dando vida a multitud de personajes. Los dos tienen mucho desparpajo y son capaces de estar unos minutos hablando de una cosa; para cambiar el chip, convertirse en otros personajes y hablar de otra cosa distinta. Lo mejor es que, en cada momento te crees lo que están haciendo y uno no puede si no quitarse el sombrero ante todo el talento que atesora esta pareja de jóvenes actores (además de escritores). ¿Sigo diciendo cosas buenas de ellos? Pues sí, porque un guión puede ser bueno y gracioso, pero quien lo tenga que interpretar puede ser muy buen actor, pero no estar dotado de esa vis cómica que haga que el espectador se ría con ellos. En el caso de los protagonistas de esta obra, se da el caso contrario, porque entienden cómo deben moverse y hablar ante el público para hacerle reír. Tanto que la hora y pico que dura la obra se hace corta y todos los que hemos ido alguna vez a verla nos quedamos con ganas de más, con la pena de que la obra se haya terminado.
Con esto, creo que ya voy a ir terminando esta crítica, porque podría tirarme folios y más folios resaltando todo lo bueno que os podréis encontrar en "Sketchofrénicos. Enfermos de Humor", que es mucho. Si vais a verla, os aseguro que no os defraudará.
Jose Luis Mora.
Reserva tus entradas para "Sketchofrénicos. Enfermos de Humor" en Atrápalo.
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