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Director junto con Raúl Navarro de cortometrajes tan exitosos como Gris o El punto ciego, Álex Montoya ha dirigido en solitario cortos tan interesantes en la línea de Cómo conocí a tu padre. En la actualidad está preparando su salto al largometraje y, además, está a punto de ser estrenado Marina, su nuevo cortometraje. Hoy, en "Sueños de un espectador", charlamos con Álex sobre sus cortometrajes y otros proyectos en los que está embarcado.
-La primera pregunta es, más o menos, la misma que solemos hacer a todos nuestros entrevistados. ¿Cuándo decidiste que lo tuyo era realizar cortometrajes?
Desde muy pequeño: a los 14 años estaba loco con Hitchcock y a mi primo Rafa le regalaron una excelente cámara Sony de vídeo-8, creo que la V200, y empezó a hacer cortos conmigo y con mis otros primos de actores. El tema me fascinó y apreté, no lo puedo expresar de otra manera, a mis padres hasta que me compraron una Sanyo que costó un dineral y con la que hice mi primeras cositas.
-¿Qué es lo que más recuerdas de tu primer trabajo tras las cámaras?
Hmmm... hice un corto muy loco a los 17 que se titulaba Miguelito, el bienhesho y era como la primera cosa en la que invertía cierto tiempo para preparar el guión y esas cosas.
Empezó bien, pero en un momento dado, uno de los actores, un compañero de colegio, dijo que no, que se dejaba el corto, que ya no le apetecía grabar más.
Yo eso no lo entendía: ¿cómo podía pasar así? Estábamos haciendo cine, maldita sea, era algo que iba a perdurar para siempre. Y es cierto: Juan, cuando te apetezca, por aquí tengo el corto por si quieres verlo. Al final lo monté con una voz en off de un tipo (yo, a falta de opciones) que está grabando la historia en un cassette y al final se suicida, claro. En ninguna parte hay más suicidios que en los cortos juveniles.
-Uno de tus trabajos más destacados en tus inicios fue "El punto ciego". ¿Cómo conseguisteis los de Rlux convencer a alguien para que os financiara un corto que incluía tantos efectos visuales y un estilo narrativo tan innovador, con un doble punto de vista en casi todo momento?
No hubo que convencer a nadie: el corto contó con dos ayudas, del IVAC valenciano y de Bancaja y con eso y unos 7000€ más, lo pudimos hacer.
Las ayudas estoy convencido que nos las dieron por nuestra trayectoria previa, porque el guión, escrito a dos columnas que iban sincronizadas, era ininteligible. Vamos, por no entender, no lo entendía ni el ayudante de dirección mientras lo grabábamos.
-¿Fue complicado dirigir a los actores en las escenas de acción que incluye este corto?
Era algo que me preocupaba y llamamos a un par de tipos que hacían algo de arte marciales para que nos echaran una mano. La idea era entrenar un poco los movimientos y luego 'ensuciarlos' para que dieran el pego. Al final, queda demasiado limpio, muy preparado.
Está aquí, por cierto.
-Otro de los cortos más destacados que rodaste con Rlux fue "Gris". ¿Qué crees que tiene ese corto para que haya recibido ya tantos cientos de miles de visitas en Youtube y le guste a tanta gente?
No me gusta Gris, no me gusta nada. Es ñoño e innecesariamente retorcido. Me interesó mucho en su día por el tema de hacer algo visualmente interesante, con cromas y efectos visuales, en DV y por ejercitar mis habilidades de 3D en el plano inicial. El corto tiene tantas visitas, porque lo colgaron en una de esas páginas, tipo yonkis.com, que los jóvenes visitan diariamente a miles.
Aunque de nuestros cortos el que más vistas tiene es Si quieres puedes, que me sigue gustando muchísimo a pesar de que lo hicimos con cuatro duros, robando las minidv's del Hipercor y con nuestros amigos de actores. Sumando las vistas de todas las copias que han subido a youtube lo han visto 1.300.000 veces o así.
Volviendo a Gris, pone que en el guión participó Sánchez Arévalo y creo que no le gusta nada figurar allí. Nos echó una mano y escribió una versión alternativa completamente nueva, que seguramente era mucho más interesante que la nuestra. Pero como éramos idiotas no supimos verlo. Eso sí, en agradecimiento, le añadimos como guionista y ya te digo que no sé si le hace mucha gracia.
De todas formas, el corto tiene sus fans y yo ahí no me meto. Le verán algo que yo ya no le veo.
-Hablando de Rlux... ¿Cuál fue el motivo que os llevó a Raúl Navarro y a ti a fundar la productora Rlux?
Raúl y yo nos conocimos en la Universidad Politécnica de Valencia: el estaba en Informática y yo en Arquitectura y nos juntamos en un grupo de cine que se formó para hacer cortos. La historia de Raúl es muy, muy parecida a la mía y nuestros gustos eran increíblemente similares. Fue una especie de milagro que nos encontráramos y nos animáramos mutuamente a seguir haciendo cosas.
-¿Tenéis pensado rodar más cortometrajes con Rlux?
Como co-directores seguro que no, pero es posible que terminemos haciendo algo juntos. El año pasado le llamé para un cameo en Malditos pandilleros, un corto tontorrón que hice para el Notodofilmfest.
-Tanto en tus trabajos en solitario como con los que has hecho con Raúl Navarro el sexo en cualquiera de sus formas ha estado casi siempre presente. ¿Ves en el sexo un modo de mostrar alguna faceta del ser humano que no pueda ser mostrada de otro modo?
No hay tanto sexo. En la vida real hay más, en todo caso.
-Desde hace un tiempo tus cortos en solitario te los produces en Morituri, tu propia productora. ¿Le da más independencia a un cortometrajista la posibilidad de poder producirse sus propios cortos?
Yo soy muy vago. Con Gris probamos la vía de buscar una productora, pero no nos hacían caso. Al final resultó mucho más fácil autoproducirnos y así he seguido haciéndolo.
De esa forma me libro además de las historias de terror que te cuenta la gente cuando les producen: que si me han secuestrado los brutos, que si pensaban que luego haría la peli con ellos y ahora me exigen 24.000 euros por el corto, que si el productor se ha gastado la subvención en cocaína y está escondido en un pueblo... Todas ellas verídicas.
-Uno de tus trabajos más aclamados es "Cómo conocí a tu padre", que todavía está circulando por festivales, ¿de dónde te surgió la idea para este corto?
La gente, que es muy mala, cree que viene de una experiencia mía. Que algo de eso hay, claro, pero la idea inicial viene de algo terrorífico que me contó una amiga. Tuvo un rollo de una noche y el hombre, por lo que sea, no nos vamos a poner sórdidos, no podía tener una erección. Ella, muy voluntariosa, se prestó a todo para recuperar aquello, pero nada.
El momento duro de verdad fue cuando estaba a cuatro patas y por detrás oyó al chico murmurar 'Yo no me voy de aquí sin correrme, yo no me voy de aquí sin correrme...'.
La vida cómo es, ¿eh?
-Abimbowe, una de tus últimas producciones es una sencilla y lúcida carga de profundidad contra el racismo y la xenofobia. ¿Puede servir un corto como el tuyo para hacer reflexionar a la gente?
Espero que no, la verdad. En general estoy bastante en contra de los trabajos que buscan aleccionar al espectador: cuando el director se sube a un tribuna y empieza a decirle a la gente lo que hace mal me da mucha rabia, francamente.
Creo que la gran mayoría de la gente es bastante buena y que hacen lo que pueden por transitar por la vida sin molestar demasiado.
Y creo que el corto funciona un poco por eso: no alecciona, es muy amable y estoy convencido de que la señora mayor no aprende nada. Bueno, sí, a callarse un poco la boca la próxima vez, que no es poco.
-Tras haber dirigido muchos cortos, creo que vas a dar el salto al largometraje. ¿Nos puedes dar algún dato sobre este proyecto?
Está en pañales aún. Ya hablamos más adelante si quieres.
-Y, volviendo a los cortos, ahora se encuentra en fase de post producción Marina. ¿Cuándo veremos estrenado ese corto? ¿Nos adelantas algo de su argumento?
Marina cuenta la historia de una chica muy joven, Marina, a la que un hombre confunde con una prostituta en el puerto de un pequeño pueblo pesquero de la cornisa cantábrica. Ella, por razones desconocidas, decide seguir el juego e irse con él.
Suena bastante sórdido, pero está contado como un cuento, con un halo casi mitológico, que creo que es bastante interesante.
Tenemos la idea de estrenarlo a principios de 2010 en un festival grande. No tenemos prisa, porque a Cómo conocí a tu padre aún le queda bastante recorrido.
-Por último, ¿qué ofrece un cortometraje para un realizador, que no pueda aportarle un largometraje?
Supongo que la respuesta estándar es que puede poner en práctica ideas rápidamente con resultados inmediatos. Además, existe un excelente circuito de festivales, televisiones y webs que te permiten difundir y rentabilizar tu trabajo a poco que esté bien.
Aunque también es cierto que, muchas veces, el trabajo que conlleva hacer un corto no es proporcional a su duración. Yo llevo muchos meses con Marina a cuestas y cuando lo termine tendré sólo un corto bajo el brazo, no un largo.
-Eso es todo, gracias por la amabilidad que has tenido con nosotros.
Gracias a ti.
José Luis Mora
[Fotografía de Santiago Tabernero]
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