Crítica de "El patio de mi cárcel"

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el-patio-de-mi-carcel-poster.jpgAmbientada en un entorno, el carcelario, que ha originado todo un género cinematográfico a su alrededor, la opera prima de la realizadora Belén Macías fue una de las películas españolas mas logradas de todas las que se estrenaron durante el año 2008.

Inspirada libremente en las experiencias del grupo de teatro Yeses que se organizó con algunas de las reclusas de la cárcel de Yeserías en la década de 1980, Belén Macías retrata en esta cinta las vidas de varias mujeres a quienes las vida no ha hecho sino castigarlas, tanto cuando estaban en libertad como cuando ingresaron en prisión.  Así, lejos de hacer el tópico y sórdido retrato que podría causar cierta controversia; Macías se decanta por un relato humanista donde habla de las esperanzas (y desesperanzas) de un grupo de mujeres que se ven obligadas a convivir entre las cuatro paredes de una prisión.

De este modo, El patio de mi cárcel se nos presenta como una historia muy coral protagonizada por Mar (Candela Peña), una idealista funcionaria de prisiones que se enfrentará a sus compañeras por intentar ofrecerles a las reclusas un trato más digno; Isa (Verónica Echegui), una toxicómana de carácter autodestructivo que no se adapta a vivir en libertad; Dolores (Ana Wagener), una gitana que terminó en la cárcel por asesinar a su marido; Luisa (Tatiana Astengo), una inocente joven colombiana inculpada de introducir droga en España; Ajo (Natalia Mateo), enamorada de Pilar que esconde bajo su rudeza un carácter muy sensible... Estas historias se van entrelazando a lo largo del metraje y su directora lo hace de un modo en el que todas resultan igual de interesantes y forman parte de un todo.

El guión de esta película es soberbio y funciona como el mecanismo de un reloj perfectamente engranado. Todo el es un derroche de virtudes, pero si en algo destaca es en su construcción de personajes, que destilan humanidad por todos sus poros, y en unos diálogos tan logrados que rezuman naturalidad y cercanía con el espectador. En cuanto a la interpretación de sus protagonistas, decir que pocas veces en una cinta se había juntado gente con tantísimo talento. Y, tanto en las protagonistas absolutas como Candela Peña o Verónica Echegui como en el nutrido elenco de actrices secundarias como Natalia Mateo o Ana Wagener, lo que el espectador va a encontrar es a un puñado de buenas actrices capaces de transmilirle todo lo que sienten los personajes que interpretan. En este sentido, hay que reconocerle el mérito a Belén Macías, una directora que además de saber sacar lo mejor de sí mismas a cada actriz, es una experta a la hora de elegir los planos para mostrar -muchas veces sin palabras- lo que piensan los personajes de su película.

En conjunto, tanto buen hacer tiene su recompensa en una película redonda que contiene algunas escenas que emocionan tanto que, a no ser que el espectador "tenga la sangre de horchata", es inevitable soltar una lágrima o sentir alegría por lo que les ocurre a unos personajes de ficción muy reales. Ojalá se hicieran más películas como esta.


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Sobre esta entrada

Esta página contiene una sola entrada realizada por Jose Luis Mora y publicada el 27 de Julio 2009 5:48 PM.

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