Cortometrajista, director de
películas tan apreciables como "8 citas" o de los guiones y dirección de varias
series de televisión, es una de las jóvenes promesas del cine y la televisión
española. Hoy charlamos con él en nuestro blog sobre sus cortos, su película,
sus series...
-La
primera pregunta es más o menos la misma que solemos hacerle a todos nuestros
entrevistados: ¿En qué momento decidiste que tu futuro estaba en escribir
guiones o dirigir, ya fuera cortometrajes, series o películas?
Es algo que siempre he querido hacer.
El cine siempre ha sido una de mis pasiones y lo es por culpa de las primeras
películas que recuerdo ver en el cine: "Regreso al Futuro" y "Los Goonies". También desde pequeño he leído mucho y
supongo que eso fue clave para yo empezar a escribir mis propias historias.
Cine y literatura se mezclaban en mi cabeza, por eso cuando ya me enteré con 10
años que había un oficio llamado guionista que conjugaba lo que yo hacía, tuve
claro que eso era lo que quería ser.
Pero con el paso del tiempo no sabía ni por dónde empezar, ni dónde ir,
ni que hacer... así que eso me desanimo una temporada, hasta que con 20 años y
sin verme haciendo otra cosa, me lo propuse y fui a por ello. Desde aquel día
que lo decidí han pasado muuuuuuuuchas cosas, pero aquí estoy. Haciendo lo que
me gusta y viviendo de ello. Y ahora que está pregunta me obliga a mirar hacia
atrás, aún no me creo haberlo conseguido.
-¿Debe
un aspirante a guionista recibir formación para aprender a escribir los mejores
guiones que le sean posible o con la inspiración y el talento es más que
suficiente?
Creo que este oficio tiene mucho de
autodidacta, de aprender de lo que ves y de lo que lees; hacerlo tuyo y darle
una personalidad propia. Un sello personal. Para ello se necesita orden, tener
cierta facilidad y una predisposición personal que son el talento y la
inspiración; pero esto es algo que no siempre funciona, va y viene. El talento
y los golpes de inspiración hay que trabajarlos y para ello creo que nada mejor
que complementarlos con la formación y la educación. Con esta mezcla, y con el
paso del tiempo, acabas encontrando un
método, una rutina para crear y
desarrollar.
-Te
estrenaste como director y guionista con el corto "Sigue soñando". ¿Qué te animó
a escribir una historia tan mágica como la que narras en ese corto?
Fue algo que me pasó cuando empezaba en
esto. Iba en el metro justo dando vueltas a una historia que contar cuando me
fije en una chica de unos 30 que miraba en mi dirección desde la otra punta del
vagón. No me miraba a mí, si no a un chico de su edad que estaba sentado
enfrente mía. No se dijeron nada, estuvieron mirándose, sonriéndose y
apartándose la mirada durante 4 o 5 estaciones. Así hasta que ella se levantó
para bajarse en la siguiente parada que era Plaza de España. Cuando el tren se
paró, ella le mandó una última mirada antes de salir y el chico, que estaba
sentado, tardó como un par de segundos en reaccionar, pero se levanto y salió
detrás de ella. Se cerraron las puertas y yo me quedé sin saber el final de la
historia. Aquello que vi fue algo que de
alguna manera me dejó marcado, me he preguntado un millón de veces que pasó
entre ellos y en mi cabeza siempre he especulado con todas las posibilidades.
Sigue Soñando fue la primera de ellas. Y otras muchas de esas especulaciones
las he reflejado en mis historias y aún me quedan muchas más que irán saliendo.
Todas con elementos en común, pero muy distintas entre sí.
-¿Te
resultó complicado convencer a un productor para que pudieras alcanzar tu sueño
de rodar tu primer corto?
Más bien fue al revés, ellos me lo
propusieron a mí. Tenía 22 años cuando conseguí que una productora me comprara
mi primer guión de largo. No me lo creía, recién salido de la escuela y a la
primera. Pero no solo eso, aunque me gustaba, yo no tenía ni idea de dirección
y no había hecho ni un corto, así que cuando me dijeron que nadie mejor que el
que escribe para poner en imágenes una historia y que mi guión debía contarlo
yo, pues no me lo creía. Encima me ayudarían a formarme para poder dirigirla, imagínate...
La productora empezaba el rodaje de una película de un conocido director de
cine, y pasé dos meses de mirón a su lado viendo TODO. Estaba en primera fila
de todas las decisiones, de todo lo que se hacía, desde las reuniones de
producción hasta el ensayo con los actores, la puesta en escena, el uso de la
fotografía, la jerga, las jerarquías...fue un máster intensivo increíble. No
solo eso, además pude hacer lo mismo en el mundo de la televisión. La
productora tenía en emisión una serie semanal y otra diaria. Fue así como
también conocí el lenguaje televisivo y las diferencias con el cine. Tras eso la productora me ofreció producirme
un corto para aplicar todo lo que había aprendido en esos 4 meses. Me dieron
varias pautas y limitaciones, a partir de ahí me puse a darle vueltas. Y como
he contado antes surgió "Sigue soñando". La película nunca llegó a hacerse, la
productora fue absorbida por un grupo empresarial y decidieron seguir otra
línea comercial, por lo que varios directores y guionistas jóvenes nos quedamos
en la calle. Pero no me fui de vacío.
-Poco
después, tuviste la oportunidad de escribir los guiones de varios episodios y
ocuparte de la dirección de "La sopa boba". ¿Cómo afrontaste el reto de
trabajar en una serie diaria, cuyo ritmo de producción debía de exigirle mucho
a su guionista y director?
Realmente no sabía a qué me enfrentaba,
no tenía experiencia, solo había hecho un par de cortos y reportajes
deportivos, por lo que desconocía aquello. De hecho cuando fui a la entrevista
pensaba que era para un puesto de auxiliar, no para dirigir y a penas me dio
tiempo a asimilar nada. Empecé enseguida e iba haciendo todo como me venía,
sabía cuando entraba pero no cuando salía, mis responsabilidades aumentaban día
a día y yo aprendía sobre la marcha, moviéndome por la intuición y con la ayuda
de algunas personas, pues además de todo lo que conlleva una serie, tenía que
luchar con mucha gente del equipo técnico más preparada que yo y que no entendía
como había conseguido el puesto. Yo tampoco sabía cómo los había "engañado"
para que me contrataran, aunque algo verían. Poco a poco, con trabajo, conseguí
que el equipo confiara en mí. Aunque algunos siguieron sin hablarme., jajaj...
De todas maneras aprendí muchísimo aquel año, salí muy preparado sabiendo que
hacer y qué no hacer en muchas situaciones. A dirigir como otras personas
quieren que dirijas, y no como tú lo harías. Además de sufrir cómo funciona la
televisión, la presión de las audiencias y otro montón de cosas que hay que
saber cuándo te dedicas a esto. El lado sin glamour y que no se ve.
-En
"La sopa boba" trabajaste con varios actores de renombre. Al ser un director
todavía novato, ¿sentiste en algún momento la sensación de "vaya, estoy
trabajando con tal o cual persona"?
Pues sí, la verdad, tenía 25 años y
estaba acostumbrado a ver a muchos de ellos en el cine, la televisión o en las
revistas, pero por otro lado sabía que aquello era una oportunidad para mí.
Todavía tenía mucho que aprender y que no podía distraerme, ni cagarla. Ya me
había pegado el ostión cuando iba a hacer mi primera peli y luego no se
hizo. Así que estuve con los pies en el
suelo todo el tiempo. Salvo alguna novatada, tuve la suerte de que los actores
me arroparon mucho, sobre todo Lolita, Luisa Martín o Iñaki Miramón. Ayudaron a
ponérmelo fácil y eso me abrió el camino al resto del reparto. De todos los
actores que pasaron por aquella serie he vuelto a repetir con varios, con otros
mantengo el contacto y han participado en otras cosas que he hecho. Dejando a
un lado el tipo de serie que era, si me gustaba o no, yo le debo muchas cosas a
aquella época y a muchas personas que confiaron en mí.
-Con
"El Efecto Rubik" usaste la técnica del falso documental como base para rodar
el corto. ¿Sirve cualquier formato o esquema para contar buenas historias?
Creo que una misma historia se puede
contar de formas distintas, pero depende de cómo lo hagas, la historia llega de
manera más o menos acertada a ojos del espectador. Yo lo que buscaba era contar
la historia de siempre de una manera diferente. Eso ya estaba el guión. Con "El
efecto Rubik" quería ser trascendental pero no parecerlo. Buscaba un look
desenfadado y que no por eso lo que contara dejara de trasmitir verdad y el
Mockumentary o Falso documental, creo que era el mejor formato para conseguir
mi objetivo; además de una manera original para hablar del amor y de las cosas
pequeñas de la vida.
-Ese
corto fue muy coral y relataste varias historias paralelas. ¿De qué forma se
organiza un guionista para crear tantos personajes, dotarles de una
personalidad definida y luego moverlos bien a lo largo del metraje?
En mi caso es tener muy claro lo que
quieres contar y lo que quieres trasmitir, si es así el resto va saliendo solo
y es cuestión de organizarte sobre el papel. Lo que pasa es que en el caso
concreto del "Efecto Rubik" fue en parte distinto pues, realmente lo grabe como
un documental, tenía horas y horas de material a las que terminé de dar sentido
en montaje, así fui capaz de saber cómo moverles y definir la personalidad de
cada uno. Es el trabajo del que más orgulloso estoy.
-Siguiendo
con lo mismo... ¿cómo fue el trabajo con los actores en un corto que contó con
un numeroso reparto?
Es algo a lo que estoy acostumbrado. El
ritmo de las series diarias hace que cada día trabajes con un número alto de
actores y personajes distintos. Acabas desarrollando una especie de inercia por
la que todo fluye de una manera natural. En ese aspecto tengo suerte, teniendo
clara la historia y como la quieres contar, no me agobian los repartos grandes
ni la variedad de personajes, al contrario. Además, me gusta mucho el trabajo
con los actores, tener muchos nunca ha sido un problema salvo para producción.
(Risas)
-Acompañado
en la dirección por Rodrigo Sorogoyen, debutas en 2008 en el campo del
largometraje con "8 citas". ¿Notaste mucho cambio entre rodar cortos o
televisión con rodar largometrajes?
Para mí, las diferencias entre un
rodaje ya sea de cine, de televisión o de un corto, son las mismas que un
partido de fútbol. A veces es una pachanga entre amigos, otras es un partido de
liga y otras es la final donde te juegas la temporada, pero siempre es
fútbol...
-En
"8 citas" narraste otra historia muy coral basada en entrelazar varias
historias cortas relacionadas entre sí. ¿De dónde te viene ese interés por
escribir obras de este tipo?
Me gusta la creación de personajes y
las historias donde me puedo ver identificado, por eso procuro que las mías se
basen en lo que me gustaría ver como espectador; en momentos o situaciones que
pueden pasarte, que te están pasando o que te pasarán en un momento de tu
vida. Creo que para hablar de cosas así
no hay nada mejor que las relaciones humanas.
-Como
en anteriores trabajos, usaste el humor para hablar de algunos temas bastante
serios, ¿crees que la comedia es un elemento universal con el que se puede
contar todo sobre el ser humano?
Creo que se puede hacer humor de
prácticamente de cualquier tema, solo es cuestión de cuidar el enfoque para no
herir la sensibilidad de nadie. Yo, hasta ahora, lo he hecho siempre desde una
visión optimista, con la comedia como base, pero intentado ir a la verdad de
los conflictos. De todas maneras hay
ciertos aspectos de nuestra vida que son universales, por lo que sentirse
identificado y poder reírse de uno mismo es igual aquí que en Japón.
-Hablando
de tus guiones, una de las cosas que más me llama la atención de ellos son los
diálogos. ¿En qué te fijas para escribir diálogos tan fluidos, naturales y
-muchas veces- llenos de dobles sentidos?
Bufffff...está es complicada, creo que
va a sonar prepotente cualquier respuesta que diga...supongo que tienen la
culpa "Clerks " y "Pulp Fiction", cuyos diálogos me sirvieron de referente
cuando buscaba un estilo propio. Así era como quería contar yo mis historias,
con ese tipo de conversaciones, además de estar siempre muy influenciado por el
cine Woody Allen. Esa fue mi base, a partir de ahí no soy objetivo para decir
si he conseguido un estilo propio que refleje mis referentes, pero yo lo
intento en todo lo que escribo.
-"8
citas" triunfó en el Festival de Málaga y luego no funcionó mal en taquilla.
¿Te esperabas ese reconocimiento?
La verdad no esperaba nada concreto,
con el paso del tiempo he aprendido a ser prudente y comedido pues he tenido
bastantes experiencias en la profesión como para llegar lo suficientemente
maduro al estreno de mi primera película y aceptar lo que viniera. Siempre iba
a querer más, así que adoptar esa actitud es lo mejor que podía hacer. A
posteriori he tenido la suerte de que las cosas que han venido a raíz del
estreno han sido buenas, me ha dado la oportunidad de seguir haciendo lo que me
gusta, de seguir ganando experiencia y acercarme a otros proyectos que antes me
eran imposible acceder.
-¿Volverás
en un futuro a rodar un largometraje?
No lo sé, eso espero. En mi caso, tengo
ya terminado el guión de mi segundo largo y también una productora que respalda
el proyecto, pero la incógnita en estos momentos es enorme. La rentabilidad del
cine español pasa por uno de sus peores momentos y no tiene pinta de que vaya a
mejorar. La nueva ley del cine tampoco ayuda mucho así que...pero de una manera
u otra mi intención pasa por seguir haciendo películas.
-Volviendo
a los cortos, ¿cuál fue la razón por la que, después de haber hecho cine y
televisión, regresaste a los cortometrajes con "Trío"?
En realidad nunca he dejado de hacer
cortos y voy a seguir haciéndolos mientras me surjan ideas o historias que solo
necesiten pocos minutos para contarlas. Es el formato que más libertad creativa
te permite, y no se puede renunciar a algo así.
De hecho, ya estoy preparando otros dos cortos que rodaré próximamente.
-De
ese corto lo que más me gustó fue el juego de apariencias que realizaste...
Tenía ganas de hacer algo así, pero
nunca me propuse engañar al espectador, dialogue el guión en busca de jugársela
a uno de los personajes, pero no a quien lo viera. Quería que el espectador
participase del engaño. Pero la verdad es que el mérito es de los actores y lo
que trasmiten, que consiguen dar verdad a la historia.
-Para
ir terminando, últimamente has hecho televisión con series como "Bicho malo" e
"Impares". En ambas has usado también el humor como motor de todas las
historias. ¿Es complicado saber qué va a hacerle reír al espectador?
Es muy difícil saber cuando algo va a
funcionar. Yo siempre hago la comedia desde lo que a mí me resulta gracioso o
divertido que ofrece la situación, sin pensar más allá. Los actores y el equipo
sirven también de baremo, te indica si algo está bien o no. Hay una intuición que te dice si algo puede
funcionar, pero el secreto no lo tiene nadie.
-Por
último, una pregunta que seguramente te habrán hecho muchas veces. ¿Veremos una
continuación de "El Efecto Rubik"?
Pues sí, esa es mi intención. No sé
cuando, porque cada vez que me he puesto a ello ha habido otro proyecto más
inmediato que me ha interrumpido. Necesito tiempo para escribir y preparar lo
que quiero hacer, así que de momento tendrá que esperar.
-Eso
es todo. Gracias por la amabilidad que has tenido con nosotros.
A Ti, ya sabes que siempre es un
placer.
Jose
Luis Mora